La gran movilización social protagonizada por la oposición, finalmente forzó al gobierno cívico/militar a llamar a un plebiscito para el 5 de octubre de 1988, donde la opción Sí significaba la continuidad y la alternativa No representaba establecer plazos concretos para el fin de la dictadura. Al cerrarse las inscripciones en los registros electorales, un mes antes del plebiscito, había más de siete millones de chilenos inscritos para votar, lo que equivalía al 92% de aquellos que estaban facultados para emitir su preferencia.
Una jornada histórica en la que los resultados fueron conociéndose ya entrada la madrugada del lunes 6 de octubre, pero que confirmaba el triunfo de la opción NO, lo que impedía a Augusto Pinochet prolongarse como primer mandatario por otro período, llamando a Elecciones populares durante 1989 y el 11 de marzo de 1990 se cerraría este proceso con la asunción en democracia de Patricio Aylwin Azócar, como primer mandatario elegido en democracia, desde 1970, con la victoria en ese entonces de Salvador Allende Gossens.
Una nueva nación comenzó a gestarse desde ese 5 de octubre y, hoy después de 29 años, ha sido un largo camino.
La recuperación de la democracia se obtuvo gracias a una alta participación electoral. 29 años después, se necesita la misma voluntad para mantener y defender los logros obtenidos.